Venecia está enferma de exceso de turismo

 

Venecia quiere resucitar. Tras sufrir el paso del turismo masivo, es hora de nuevas propuestas. La urbe, paradigma de la belleza, acaba de cumplir 1.600 años, quiere ser un lugar para vivir y no sólo un parque de atracciones

 

Venecia es una ciudad a escala humana. Tiene su propio ritmo: es lenta, no es frenética. Cada barrio es como un pequeño pueblo. La ciudad está viva, y hasta que muera el último veneciano lo seguirá estando, opinan los venecianos. Tras la terrible inundación del 12 de noviembre de 2019, los venecianos han demostrado ser gente que no se rinde. Ahora, en tiempos de pandemia, tienen muy claro el futuro de su ciudad, que según ellos no pasa sólo por la afluencia masiva de visitantes. Antes que nada, buscan pensar en el tejido social y crear nuevas fuentes de trabajo que no dependan sólo del turismo.

 

Consecuencias de un sistema turístico salvaje

 

Y es que la resiliencia es parte intrínseca del origen de Venecia. El pasado 25 de marzo cumplió 1600 años. Según las antiguas crónicas, aquello ocurrió el 25 de marzo del año 421. En plena Edad Media, aquellos hombres construyeron una extraordinaria ciudad sobre una laguna conectada con el mar Adriático. Fue así como utilizaron primero madera y caña; posteriormente, ya enriquecidos con el comercio de la sal, comenzaron a edificar iglesias y palacios decorados con los mármoles más ricos del planeta.

 

Y es a partir de esa belleza de excepción, que en la actualidad, Venecia sufre las consecuencias de un sistema salvaje de economía turística en los últimos 20 años ha crecido de manera exponencial. Pero el exceso de viajeros ha creado una serie de problemas: disparó la especulación inmobiliaria, desaparecieron servicios para los residentes, florecieron las tiendas de souvenirs baratos y se multiplicaron los locales y los puestos de comida rápida. Antes que la pandemia lo parara todo, se estimaba que en 2050 habrían desembarcado 61 millones de turistas, de los cuales 36 millones habrían sido excursionistas de un día.

Venecia, no quiere continuar cometiendo los mismos errores. Hay que extirpar las partes del modelo económico que la han deteriorado, es la opinión generalizada de sus habitantes. De ahí que las autoridades venecianas se proponen crear un sistema de reservas para acceder a la ciudad. De esa manera, el turismo podría ser distribuido en el arco de todo el año y al mismo tiempo permitir la promoción de lugares poco conocidos, pero de gran valor cultural. Visto así, a partir de 2022, los excursionistas pagarán por entrar a Venecia: 3 euros en la temporada baja y 10 en la alta. Y en un par de años, será obligatorio reservar la visita de un día a Venecia. De esta manera desincentivar el turismo de un día y ser invitados a quedarse a dormir.

 

El pasado 25 de marzo llegó desde Roma un respiro de alivio para la maltratada ciudad. El Gobierno de Mario Draghi aprobó un decreto ley que introduce disposiciones urgentes para impedir el ingreso en la laguna de Venecia de naves que superen las 40.000 toneladas. La norma establece el lanzamiento de un concurso internacional para crear un puerto fuera de la laguna. Hasta hace un año, embarcaciones de hasta 300 metros de largo y 700.000 toneladas de peso navegaban a pocos metros del Palacio Ducal y de la Biblioteca Marciana. La imagen era la de un elefante en una cristalería. Y Venecia corría el riesgo de desaparecer de la lista de los sitios patrimonio de la humanidad de la Unesco.

 

A menos que haya una inversión de ruta, sostiene desde Turín la periodista británica e historiadora de arte Anna Sommers Cocks: “El Gobierno central debe aceptar que Venecia es la creación más bella del mundo, única. Italia puede tocar las puertas de Europa para repensar el futuro de Venecia, su centro histórico y la laguna”.

Venecia no está muerta está enferma de exceso de turismo, es la opinión generalizada de los venecianos.

 

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