Steinway Tower, Manhattan, Nueva York. El rascacielos residencial más delgado y segundo más alto del mundo

 

En el skyline de Manhattan los rascacielos se crecen cada vez más y más altos, aunque la mayoría de ellos acogen oficinas y empresas. Este, en 111 West 57th Street, diseñado por SHoP Architects, está destinado a uso residencial y es el más delgado del mundo entre las torres de viviendas.

 

Tras menos de una década  -pandemia mediante- de obras, el rascacielos Steinway Tower, está listo para recibir a sus primeros residentes en la ciudad de Nueva York, sobre lo que se conoce como Billionaire Row, en Manhattan, Nueva York.

 

La torre diseñada por SHoP Architects se eleva como un alfiler sobre Midtown, con espectaculares vistas a Central Park. La nueva construcción no sólo parece increíblemente delgada desde todos los ángulos, sino que realmente lo es. Tiene una relación alto-ancho de 24:1, lo que convierte oficialmente al 111 West 57th Street en el rascacielos más delgado del mundo. Y con esto, la nueva torre de la ciudad de Nueva York, que ya se ha convertido en un ícono en el horizonte de la metrópoli, es a la vez la segunda más alta de su categoría en el hemisferio occidental, colocándose como una de las construcciones más elevadas del hemisferio occidental, sólo superada por One World Trade Center y Central Park Tower, también en la ciudad de Nueva York. Gregg Pasquarelli, director de SHoP Architects, en declaraciones al medio estadounidense CBS, calificó el edificio como “un proyecto de proporciones extraordinarias y épica grandeza”. El edificio de 435 metros que se asoma como un hilo en Central Park, en Midtown, reaviva a su vez la curiosidad también por uno de los edificios que lo rodean, el Steinway Hall, referente cultural de la ciudad. 

 

“La historia de 111 West 57th Street es una pieza musical en dos grandes movimientos, que reúne lo mejor de la Edad de Oro del diseño arquitectónico de la ciudad de Nueva York antes de la guerra, con lo mejor de la creatividad contemporánea actual en innovación de diseño, ingeniería y construcción”, afirman sus creadores. “De una fundación histórica a un hito contemporáneo, 111 alinea lo antiguo y lo nuevo, el arte y la ingeniería, la naturaleza y la cultura, y está situado en perfecta simetría con el hermoso Central Park”, resume el equipo a cargo de la obra.

Desarrollado por JDS Development Group, Property Markets Group y Spruce Capital Partners, el condominio súper alto rinde homenaje a los rascacielos más conocidos de la época dorada de la preguerra de Manhattan, con un perfil dentado distintivo definido por una escalera de escalones delgados que se estrechan delicadamente en la fachada, mientras que la decorativa corona de acero de 90 metros apunta directamente al cielo. Concebido para ser admirado desde múltiples puntos de vista, el conjunto de paneles de terracota crea así un amplio juego de luces y sombras, acentuado por el acabado vidriado que contrasta con la filigrana de bronce de cada placa de vidrio. Así, con una sola residencia por piso, la torre promete para las 46 residencias, algunos de ellos también dúplex, impresionantes vistas al parque y entorno urbano.

 

Distintos y lujosos espacios interiores

 

Sólida y solemne, a pesar de su esbelta silueta, la torre de hormigón que sube 91 niveles distintos esconde los lujosos espacios interiores creados por Studio Sofield, el equipo de diseñadores liderado por William ‘Bill’ Sofield, conocido por haber trabajado para Tom Ford, Salvatore Ferragamo, Sotheby’s Diamonds y Harry Winston. Inspirados en la arquitectura original del edificio ideado por Warren & Wetmore, los espacios muestran y exhiben obras y muebles diseñados por artesanos de Nueva York como John Opella y Nancy Lorenz, para crear lo que la diseñadora llama «una serie de experiencias emocionales». 

Entre las comodidades reservadas para los inquilinos de 111 West 57th Street los servicios se centran en la vida moderna, el Steinway Tower tiene un salón con una gran terraza, salas de reuniones y un estudio. Además, una piscina de dos carriles de 25 metros de largo rodeada de cabañas privadas, sauna, sala de vapor, gimnasio de doble altura con su propia terraza en el entresuelo, comedor privado y una cocina de catering del chef, sala de residentes con otra amplia terraza y un servicio de conserjería dedicado. Y por cierto, el recién llegado a la ciudad es el único edificio residencial de Nueva York que cuenta con una pista de pádel.

Más de 10 años después de que se anunciara el proyecto y tras varios contratiempos, el 111 West 57th Street transformará sin duda la Billionaire’s Row a lo grande.

 

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