Ana Quitral. Floricultora, verduras orgánicas y crianza de animales
Ana Quitral, 65 años, cuenta que hace 25 años quedó viuda de agricultor hortalicero. Desde ahí, dice que fue la necesidad económica lo que la convirtió en floricultora y productora de verduras. “Quedé sola con dos hijos chicos a los que debía criar y dar educación. Entonces me reiventé. En la hectárea de terreno que teníamos en Isla de Marchant, empecé a cultivar”. Ana admite que su trabajo es súper intenso, “se hace todos los días y todo el año”. Aunque es un tema que la atrajo desde siempre. “Cuando niña me gustaba jugar con tierra, con barro”, dice y se ríe.
Hoy sus días los dedica a la producción orgánica de flores y verduras de hoja, muchas de ellasasiáticas como kale, mizuna o rúcula. Pero su alegría es el cultivo de flores. En su huerto por estos días florecen los tulipanes rojos, amarillos, blancos, fucsia, rosados, morados y naranja.Mientras más allá, esperando su floración crecen las astromelias, crisantemos, lilium, las muy delicadas lisianthus, gladiolos y calas moradas y amarillas. Revela que la floración este año está tardía, “por las heladas tan grandes que hubo en junio y julio. Tuve que cortar, limpiar y echar más abono ecológico para fortalecerlas. Espero tener flores desde octubre y noviembre”.
Y cuando nos lleva más atrás de los invernaderos de flores y vegetales, y nos encontramos con una extensa granja ecológica de animales de distintas especies y colores. Aquí nos maravilla con sus fabulosos faisanes dorados, pavos reales, distintas aves desde agapornis, cardenal rojo, jilgueros, hasta 4 o 5 tipos de gallinas. Animales como llamas, cabritos, corderos, etc, hasta tortugas. De allí dice sustrae el guano ecológico con que elabora compost con lombriz roja californiana que luego utiliza como fertilizante para abono de sus cultivos.
Cuenta que en su trabajo todo iba muy bien hasta que vino el estallido social y luego la pandemia, un tiempo que para ella se transformó en una situación muy difícil. ”Dos meses antes del estallido, Indap me había concedido un préstamo para comprar maquinaria e insumos. Gracias a Dios pude repactar la deuda y he ido pagando con la venta de mi producción. Se muestra agradecida de haber sobrevivido y dado educación a sus hijos. Y recuerda que sus ventas las inició en un furgón que se ganó en el proyecto Emprende, de Banco Estado. “Con un permiso municipal me estacionaba en la plaza de Curicó y hacía entrega de pedidos y vendía mis flores”. Hoy vende en importantes florerías de Curicó y hace entregas a restaurantes. Cuando le pregunto por proyecciones, suspira y dice divertida. “Ya cumplí 65 años y estoy medio deshuesada, descaderada. Me llegó el viejazo de huesos… el cansancio de tanto trabajar””, dice valiente.