Pedro Almodóvar. Una película, La habitación de al lado, para la conmoción

 

 

En el primer largometraje rodado íntegramente en inglés de Pedro Almodóvar, La habitación de al lado, encuentra en Tilda Swinton y Julianne Moore a sus excelsas protagonistas. Un crudo melodrama con vocación internacional que apunta a ser uno de los títulos cinematográficos del año y supone un salto de gigante para el cineasta.

 

La primera obra en inglés del director español, se presentó en la Sección Oficial de la Mostrade Venezia y fue premiada con el León de Oro. Con La habitación de al lado, Almodóvar conmovió a los asistentes de festival de cine hasta los cimientos y recibió una ovación histórica de 17 minutos. El director se decide a contar la historia de dos mujeres unidas por el dolor y cuenta para ello con dos estrellas de Hollywood de primer nivel. Es uno de los proyectos cinematográficos que más expectación ha generado en 2024. La habitación de al lado, el primer largometraje en inglés de Pedro Almodóvar, se anunciaba a comienzos de año y desarrollaba su rodaje en diferentes puntos de la geografía mundial. Un melodrama en el que el director explora, de nuevo, la amistad entre mujeres y del que ya se conocen bastantes detalles. El primer largometraje del director español más importante grabado íntegramente en un idioma que no es el español parece directo a ser una de las producciones que más den que hablar a nivel internacional.

Según cuenta la sinopsis oficial, “La historia de La habitación de al lado es la de una madre muy imperfecta y una hija rencorosa separadas por un gran malentendido. Entre ambas, otra mujer, Ingrid (Julianne Moore) amiga de la madre, es depositaria del dolor y la amargura. Martha, la madre (interpretada por Tilda Swinton), es reportera de guerra e Ingrid novelista de autoficción”. El largometraje ahonda en la idea de la muerte y, sobre todo, en la amistad en la madurez.

 

El cine es un arte de contradicciones

 

Cuando hartos de la competencia de la gris y diminuta televisión, los grandes estudios se lanzaron a la desesperada a ampliar la pantalla hasta el infinito, lo que descubrieron los cineastas fue que ningún paisaje es comparable en hondura, accidentes geográficos abismales y torrentes de puro dolor (y placer también) con el rostro humano. La habitación de al lado, la última película de Pedro Almodóvar, celebra cada una de las paradojas que habita el cine (o buena parte de ellas) y lo hace con una precisión contenida a un paso del entusiasmo que se desbordó un público que se mostró eufórico al final de la proyección.

 

Es una película sobre la vida desde la claridad de la muerte; es sobria hasta la agonía, pero inundada de colores encendidos; es un melodrama por definición exuberante y, sin embargo, toda ella cabe en la música callada del duelo; promete una gran historia de amor y, aquí no hay sorpresas, ahí está la pasión más pura trasmutada en el hilo de acero que une a dos amigas a un paso de todos los precipicios. Pero por encima de todo, la adaptación de la novela de Sigrid Nunez no es nada más que un mapa, el mapa del territorio del rostro humano. Y lo es con una precisión tan admirable como enigmática.

Los semblantes de Tilda Swinton y Julianne Moore cartografían con tal claridad el territorio mismo de las emociones que convierten la pantalla en espejo donde nos miramos y nos hundimos. Y ellas mismas, las actrices, terminan por ser personajes reales de su ficción. Actrices de sí mismas, representaciones de una desesperación atávica que nos apela a todos.

 

Una película de imaginario de excepción

 

Toda la película se ofrece como un estudio y reflexión sobre el poder de la mirada y de la palabra. La habitación de al lado está construida enteramente sobre un texto que las protagonistas recitan cercanas una a otra y, a la vez, sonámbulas en su soledad. Casi en trance. Las palabras se convierten no tanto en imágenes como en material imaginario perfectamente filmable. Importa el silencio, el otro lado de lo dicho, las sombras detrás de un espacio siempre iluminado cenitalmente. De nuevo, pocos cineastas tan cuidadosos como Almodóvar a la hora de dibujar los laberintos de la representación en los que la realidad se enreda con la fábula, y viceversa. Sin duda, una película, La habitación de al lado, para la conmoción.

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

shares