Simone Biles. El desafío a las leyes de la gravedad
El retorno triunfal de Simone Biles a los Juegos Olímpicos de París 2024, después de haber priorizado su salud mental, va más allá del ámbito deportivo, transformándola en un emblema de resiliencia y bienestar.
La gimnasta estadounidense Simone Biles ha revolucionado el mundo de la gimnasia artística femenina convirtiéndola en una figura indispensable en el deporte olímpico. Sin embargo, su impacto va más allá de sus actuaciones en las competiciones. Biles también compite con la misma gimnasia y sus agentes, instituciones, normativas internacionales e incluso los medios de comunicación. Por eso su trayectoria no sólo se entiende contemplando el espectáculo gimnástico y deportivo que genera, sino también fijándose en sus acciones y sus respectivas repercusiones fuera de la gimnasia y en el ámbito mediático.
Simone Biles es más que una gimnasta excepcional; es un ícono de nuestra época. Su regreso a la competencia mundial después de una pausa para priorizar su salud mental la eleva porencima de una mera atleta. Biles se ha convertido en un símbolo de resiliencia, demostrando que se puede alcanzar la excelencia en el deporte sin comprometer el bienestar personal. Su decisión de retirarse temporalmente durante los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 fue un acto de valentía que tuvo repercusiones globales. Su problema se denominó como ‘twisties’, un apagón mental que le impedía controlar su cuerpo en las maniobras aéreas, durante los saltos. Por esta razón, ella decidió renunciar a participar de las finales individuales por aparatos a las que debía acudir. Con esta acción, Biles normalizó el diálogo sobre la salud mental en el deporte de alto rendimiento, un tema que a menudo se ha pasado por alto. Regresó a la competición en agosto de 2023 con una victoria en el US Classic de Chicago, como inicio de su preparación de cara a los Juegos Olímpicos de París 2024.
El cambio a cómo hoy toma su vida
«Sólo soy Simone Biles, de Spring, Texas. Una chica a la que le encanta dar volteretas». Así se comporta. Aun sabiendo que hay un público que pide más y más. Que siga saltando aún más alto. Más lejos. Ganando más finales. Y colgándose más oros. Eso, quizá, no haya cambiado tanto respecto a aquella jovencita que asombró en los Juegos Olímpicos de Río, donde ganó cinco metales, cuatro de oro. En París, ya había conquistado algunos, más los que aún le faltaban por conseguir en barra de equilibrio y suelo.
Con una sonrisa que no la abandonó y atrás, los miedos que tanto la amenazaron en los Juegos de Tokio, Simone Biles disfrutó en París como la niña que siempre fue. Como aquella que admiraba el póster de Zac Efron de su habitación y trataba de vivir una vida de adolescente normal. Independientemente de las medallas que puediera ganar en París. No obstante que ella pelearía por llegar a las nueve en París, que fue la frontera que le habían marcado hace años para que cazara a la gimnasta rusa Larisa Latynina. Demostróque es posible ser una atleta de élite y, al mismo tiempo, una persona íntegra que cuida de su salud física y mental. Su historia inspira a las futuras generaciones, mostrando que el éxito no sólo se mide en logros, sino también en la capacidad de superar obstáculos y alcanzar un equilibrio saludable.
En un mundo que a menudo prioriza la perfección y el rendimiento por encima de todo, Simone Biles es un faro de esperanza. Su ejemplo nos recuerda que es posible equilibrar nuestras pasiones con nuestro bienestar, y eso, en última instancia, es lo que la convierte en una verdadera campeona. Simone Biles ha vuelto a volar, la gimnasta narra cómo la terapia fue de gran ayuda para superar lo sucedido y gracias a ello volver a competir en los Juegos Olímpicos de París 2024, ya que creyó que su carrera acabaría luego de Tokio, pero su amor por su disciplina deportiva son muestra de su resiliencia. Son todas razones de su impactante decisión que se desvelan en el nuevo documental The New Essor of Simone Biles, cuya primera parte está ya disponible en Netflix. El conmovedor metraje arroja luz sobre la salud mental de la deportista, crucial en su vida y en su desempeño consta de dos episodios, aunque se espera el estreno de otros dos al finalizar la competencia deportivo.
Céline Dion: otro símbolo de resiliencia en los JJOO
Céline Dion, la celebrada cantante canadiense, volvió a cantar y homenajeó a Edith Piaf. En medio de una resiliente lucha contra el síndrome de la persona rígida, la diva de la música mundial cautivó a todos con su interpretación y presencia en la apertura de París 2024.
Céline Dion se emocionó profundamente al cantar en los Juegos Olímpicos2024, tras su diagnóstico de grave enfermedad. Después de varios rumores que indicaban su participación en la ceremonia inaugural, la cantante causó sensación entre el público al interpretar “l’Hymne à l’amour (Oda al amor)” de Edith Piaf. Desde la Torre Eiffel, luciendo un vestido blanco de mangas largas, cuello alto y bordado con lentejuelas, la artista cautivó a todos al cantar en francés. Esta actuación marcó su primera presentación en vivo desde que anunció su retiro de los escenarios debido al síndrome de la persona rígida.