MARÍA PAZ TORAL CARDEMIL, GERENTE MARKETING Y ESTRATEGIA HOTEL PUERTO VIEJO, LLICO. LIDERAZGO E IMPRONTA PERSONAL EN TURISMO

 

Periodista de profesión, gran manejo de estrategia de mercado y sin temor a los desafíos, gerencia una gama de empresas del grupo familiar. Entre ellos hotel Puerto Viejo que con su amplia propuesta en actividades y servicios ofrece todo lo necesario para disfrutar el bienestar.

 

Bosques de pinos, laderas de cerro, arena negra y vistas al mar que se extienden hasta el horizonte, sumado a un hotel en los años ‘70 y a los recuerdos de una pareja de pololos, que allí iban a tomar el aperitivo mientras veraneaban en Llico, hicieron que cuando en 2012 saliera el terreno a la venta, el hoy matrimonio de Guillermo Toral y la Pelusa Cardemil lo compraran.

María Paz, hija de ambos, hoy cuenta con emoción el principio de todo. Recuerda que en ese terreno la intención de su papá era contruir una casa de verano para la familia, pero su mamá optó porque mejor allí se construyera un hotel. El arquitecto a cargo de interpretar la idea que tenían en mente fue Diego Balmaceda, mientras que la Constructora Trastevere de Cristián Rau, marido de María Paz, se encargó de la construcción. Y su ubicación frente al viejo muelle de puerto, construido en 1895, durante la presidencia de José Manuel Balmaceda dieron nombre al hotel Puerto Viejo.

 

Un proyecto del grupo familiar

Hasta ahí la idea de sus dueños era arrendar el hotel. “En esa época dedicarnos al turismo no estaba en los planes de ninguno de nosotros”, señala María Paz, 38, periodista, Universidad Diego Portales. En la UDP empezó el pololeo con el también estudiante de periodismo, Cristián Rau Parot, 37 años.  Luego cuando la pareja se graduó partió a Italia. María Paz hizo un master en Comunicación de Empresa y Estrategia, Universidad de Roma, Italia; en tanto Cristián un masterado en Literatura. “Nuestra aspiración era emprender, prepararnos, tener las mejores herramientas para desarrollar la profesión”. Con esa intención regresaron a Santiago los primeros días de febrero de 2010. Pero el terremoto del 27 de febrero les cambió los planes. En Curicó se casaron y luego nacieron Sebastián, 7; Sofía, 5 y Magdalena, de 1 año.

Para entonces la construcción del hotel Puerto Viejo continuó avanzando. María Paz cuenta que incluso ya tenía arrendatario. Pero cuando la obra estuvo terminada, Guillermo Toral, quien había participado en toda la construcción, un día en conversación, propuso. “Tómenlo o déjenlo, pero este proyecto tan lindo podríamos desarrollarlo como un proyecto familiar”, dijo. Y se atrevieron, en familia se lanzaron en esta aventura y hoy el tiempo les confirma que hicieron lo correcto. María Paz se encarga de la gerencia de Marketing y Comunicaciones y Cristián, de la gerencia de Finanzas. “Mi primer interés es siempre el desafío. Y cuando me duele la guata es porque todo va a salir bien”, dice.

 

Factores de éxito

El 1 septiembre de 2017 abrieron las puertas de este hotel de nueve habitaciones dobles y una triple que se proyecta adaptándose a la pendiente del cerro, permitiendo increíbles vistas al mar en dos niveles. Aquí el mar se huele y se escucha, y sus dueños no han hecho más que potenciarlo a través de su estilo de vida y la espontánea forma de ir armando los espacios.

Su hermana María José Toral se hizo cargo tanto de la decoración como del interiorismo. La elección de colores neutros, los que complementó con muebles de líneas rectas y modernas en tonos claros, harto lino, algodón, sisal y rafia, además de la instalación de accesorios como redes y boyas de mar que crean ambientes. Las paredes del exterior e interior de los espacios comunes son de color negro. “Se buscó mimetizarse con la arena negra de la playa que rodea el hotel”, dice María Paz. “Aquí la edificación conversa por dentro y por fuera de manera súper coherente”, señala.

Del paisajismo y con la ayuda de una amiga, se encargó su mamá Pelusa Cardemil, conservó las dos palmeras centenarias que había en la propiedad y dispuso enredaderas de hiedras rosadas, suculentas y gramíneas ornamentales que necesitan poca agua y resisten la salinidad.

Para sus dueños la sustentabilidad ha sido un factor primario. Integrado con conciencia en este entorno.“En su construcción no se taló ningún árbol, no se alteró el cerro. Aquí la calefacción no es central, se utiliza aire acondicionado en cada espacio. Reutilizamos las aguas grises (lavandería, lavamanos, ducha) en el riego del jardín”, dice María Paz.

María Paz lo define como un hotel boutique de playa. “donde la invitación es a vivir la experiencia de la desconexión, a escapar de la rutina en contacto con la playa y la naturaleza. Aquí se vive a otro ritmo. Es otro el correr de las horas del día”, señala. Una visita al spa del hotel complementa esta experiencia de vivir el bienestar. Se ofrece masaje tradicional del mar, relajación Puerto Viejo, Descontracturante y Watsu (masaje en la piscina de agua climatizada). “Todas estas terapias fueron desarrolladas especialmente para nuestro spa en base a esencias naturales como lavanda y lemongrass o aceite de coco orgánico”, indica.

En esta misma línea han creado el Day Spa que incluye masaje, piscina y almuerzo. Igual de atractivas son las clases de yoga grupales o individuales; y en deportes acuáticos kayak, clases de surf, stand up paddle, windsurf, kitesurf. O excursiones en fat bike por la orilla del mar; avistamientos de aves  en Torca y el vivero forestal.

 

Comida rica y panoramas

Hotel Puerto Viejo potenció su aspecto confortable con la incorporación del bar y una exquisita coctelería con la bartender Fran González León. En el restaurante con capacidad de hasta 60 personas, la propuesta que cocina el chef Fabián Barrera es sólo en base a productos 100K. María Paz señala. “Nuestra intención es el rescate de los productos locales. Legumbres, hortalizas, pescados y mariscos de extracción autorizada. Quinoa, mote, preparadas con recetas familiares con innovaciones y de atractiva presentación”.

A sus dueños les gusta la celebración de eventos que se relacionan con las tradiciones  locales, como la Fiesta de San Pedro. “Para esta fiesta anual de los pescadores se hace un menú especial de cocina local en maridaje con viñas de la región”.  Y agrega que para este verano 2020, los Sunset están programados desde el 23 de enero, todos los jueves desde las 19,00 hrs, en la terraza del hotel con música en vivo.

 

Una década de desafíos y proyecciones

Sin tiempo a detenerse, María Paz nos habla de dos proyectos próximos en hotel Puerto Viejo. “Hay muchos pasajeros que quedan fuera de esta experiencia por falta de espacio. En el master plan ya están diseñadas la construcción de 5 habitaciones más. Lo otro es crecer hacia arriba en el cerro, en la zona del helipuerto se construirá un lodge que estará listo hacia el año 2022”. Mientras tanto en Llico, a pocos metros del hotel se construyen tres cabañas servicio B&B. “Aquí el foco está puesto en entregar servicios corporativos a mayor escala como seminarios, ferias, etc”.

Y si la década pasada estuvo repleta de desafíos como a María Paz tanto la atrae. El foco de expansión no sólo está puesto en Puerto Viejo, también en el Quincho Zapallar, donde también gerencia en marketing y comunicaciones desde su incicio en 2012. “Hoy son 3 salones que se adaptan a tamaño con capacidad para 500 personas. La proyección es crecer en espacios construidos y tal como en Puerto Viejo ofrecer servicios corporativos completos”. En el terreno de 1 ha que incluye jardínes para fiestas exteriores, desde 2014 María Paz junto con dos socias ha desarrollado con gran éxito eventos de Bazar. Dos por año: Bazar de Otoño y Bazar de Navidad.

Ella siente gran satifacción por las experiencias que su trabajo le ha aportado. “La conjugación de mi rol de mamá con el trabajo ha sido un gran desafío que se ha convertido en una pasión. He descubierto que entregar espacios acogedores para que la gente pueda disfrutar en este hotel que tiene la impronta del amor que mis papás tienen a Llico. O de generar espacios y ambientes perfectos en el Quincho para que la gente vibre sus celebraciones. O con los Bazar crear panoramas y negocios para que mujeres emprendedoras que viven de eso se realicen, me ha enseñado a crecer, perseverar, escuchar, formar equipos. Y aunque ha sido un desafío enorme… espero que nunca deje de serlo”, dice desde su curiosidad innata.

 

 

 

 

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